De una Constitución Nacional no solo importa su letra sino
su espíritu, el que de mediar un ciclo virtuoso, se va “haciendo letra” con el devenir
de la historia y la jurisprudencia.
La Constitución argentina de 1853/60 -madre de la actual constitución- me animo a afirmar que
salvo en la presidencia de Sarmiento, en ningún otro momento se tuvo en cuenta
el espíritu de Alberdi plasmado en sus Bases y que diera lugar a la letra de
nuestra carta orgánica.
También la letra con el correr de los años se ha ido subvirtiendo,
hasta poder afirmar hoy que sin mediar ninguna reforma constitucional, las “leyes
del kirchnerismo” han desguazado nuestra constitución.
Con la excepción de la reelección indefinida que además se
vio truncada por la muerte de Néstor Kirchner, han logrado el objetivo de
transformar una constitución liberal en otra totalitaria, haciendo que cualquier
visión negativa sobre la supervivencia de la Constitución hubiese sido superada
por los hechos, y más alarmante aun, sin mediar ninguna Convención Constituyente.
De forma sibilina y utilizando el 54% de los votos como “rodillo”,
la dictadura legislativa impuesta por el Ejecutivo ha terminado con la división
de los Poderes, y mediante las Leyes de Reforma de la Justicia, de Medios, Abastecimiento,
reforma del Código Civil y Comercial, Reforma de la carta Orgánica del banco
Centra y Uso de Reservas, la maliciosa aplicación de la Ley antiterrorista, entre
las más significativas, han acabado con el Capitulo Primero de la carta Orgánica,
Declaraciones, Derechos Y Garantías.
Queridos compatriotas, aunque no seamos del todo conscientes
aun de lo que el kirchnerismo ha significado para nuestras vidas, vayámonos dando cuenta que nuestras libertades individuales y la propiedad privada están en jaque.
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