El concepto de destrucción creativa fue divulgado por
las obras del economista austriaco Schumpeter. Consiste en permitir que la
innovación de lugar a nuevos productos, o formas de producir o de organizar las
empresas, lo cual inexorablemente de ser exitoso, acaba con los anteriores
sistemas de organización o productos. Este proceso que en sí mismo es dinámico
y potente, es donde radica la fuerza del capitalismo. Detrás de una innovación hay
personas altamente capacitadas, emprendedores que generan trabajo siempre más
productivo y de mejor calidad que los preexistentes.
Desde que el mundo comienza con
la industrialización, obra de las innovaciones introducidas en los procesos, a
la par se produce el desarrollo en las condiciones de vida de los ciudadanos;
comienza a prolongarse la expectativas de vida, se minimizan las epidemias y
enfermedades, se avanza en el confort de la vida en el hogar y en el trabajo, la
movilidad acorta distancias y el conocimiento crea hombres libres, y esto que
arranco con fuerza hace ya dos siglos, no se detuvo nunca en el mundo capitalista. Según hubiese
sido la apertura económica y seguridad jurídica, lo ha sido el desarrollo. Cabe
recordar que al comienzo de la industrialización, sus detractores indicaban que
ello acabaría con los puestos de trabajo lo que llevaría a la ruina social.
Con la llegada de las mejoras de
las comunicaciones, especialmente la difusión masiva de Internet ha cambiado
radicalmente el concepto de “la organización de las empresas”. Hasta ahora una
empresa como primera condición debía tener un lugar físico donde radicarse,
realizar habitaciones, registros, pagar tasas y un sin fin de requisitos. Con el
tiempo toda la burocracia se fue allanando, y en países desarrollados, las “ventanillas
únicas” resolvían toda la tramitación para constituir una empresa en pocas
horas. Hoy esto también es el pasado, la tecnología y la difusión de Internet
permite crear una empresa virtual y global que inmediatamente está presente en
cualquier lugar del mundo. Una APP lo resuelve todo.
En esta situación de “jaque tecnológico”
se encuentran muchos comercios y empresas tradicionales; Mercado Libre, Uber,
Netflix, Despegar, los Home Banking y cientos de empresas “de Internet”, ya han
acaparado el interés de particulares en asociarse para realizan transacciones, adquirir
productos o servicios lícitos, con medios lícitos, y plataformas de pago
seguras, desconociendo como consumidores, “la cara del vendedor” y el destino
de los pagos (tampoco como consumidores nos debe importar). Ahora bien, a los
gobiernos sí les importa el tema fiscal en las empresas globales, y desde ya
les digo, tienen la batalla perdida.
Si yo fuera gobierno trabajaría para
que sea mi país por sus condiciones de libertad económica y seguridad jurídica,
el elegido por las empresas tecnológicas para radicar sus centros de operación.
La Destrucción Creativa, a la vez que genera empleo de calidad, destruye empleo
con baja capacitación. Aquí sí debe estar presente el Estado, procurando la mejor
formación para sus ciudadanos y así el balance siempre será favorable. Cuando Estado
y Capitalismo caminan juntos, los beneficios para los habitantes son inconmensurables.
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