Creo que el presidente Mauricio Macri es quien
mejor ha interpretado el rol del Jefe de Gabinete. En este punto, la Constitución de 1994 se quedó a mitad de camino entre el presidencialismo y el presidencialismo
con primer ministro, erigiendo la figura del Jefe de Gabinete en un acto
fallido de acotar el poder presidencial. Esta figura constitucional incierta,
ha hecho que cada uno de los presidentes le haya dado una característica propia
diferente, convirtiéndolo en un escriba en la presidencia Kirchener y un
“ministro de ministros” en la presidencia macri. Se puede o no compartir si la
elección de Marcos Peña ha sido la mejor, pero lo que no se debe discutir es
el rol actual de la Jefatura de Gabinete, la cual representa el espíritu
constitucional.
En las repúblicas (y en algunas algunas
monarquías), la figura del Primer Ministro juega el rol de gobernar el día a
día, es un piloto de tormentas, un armador de estrategias, un hacedor en el
parlamento de la política ejecutiva y también, un fusible, especialmente en los
regímenes semiparlamentarios. Los presidentes están más dedicados a las Políticas
de Estado, las relaciones internacionales, al largo plazo, y es por ello que la
duración de los mandatos es diferente, mas largos los presidenciales y cortos
los primeros ministros.
Sin lugar a dudas la repercusión que tienen
las malas noticias que cada día nos tiene que comunicar el gobierno, tienen como
trasfondo, como autor, al “tridente”, preservando de esa forma al presidente, aunque
hay momentos en los que, y ahora si digo, la poca confianza que despierta Marcos
Peña en la sociedad, obliga a que sea el presidente el que en última instancia saque
las castañas del fuego. No dudo de la capacidad de gestión, ni de la virtud
ética e intelectual de Marcos Peña, pero hay algo que lo hace débil, no llega a
erigirse como un político capaz de aguatar por sí mismo las embestidas de la
carroña opositora, ni de transmitir confianza a la sociedad.
Si bien discrepo como está organizado el
gobierno desde la Jefatura de Gobierno hacia abajo (muchos ministerios con
ministros sin poder y desconocidos por su inacción), coincido con la jerarquía
que Macri le ha dado a la Jefatura de Gabinete.
Quizás en algún otro momento de mayor
estabilidad política, social y económica podamos discutir si no es aconsejable
dar el paso que se quedó corto en la constituyente de 1994, y dotarnos de un
gobierno ejecutivo compartido con mayor grado de libertad institucional ante
las envestidas.