Durante el gobierno kerchnerista,
todos éramos conscientes que no estábamos pagando por las tarifas el verdadero
costo del servicio. En esa fiesta en la que consumíamos todos de todo y no pagábamos
casi nada, no había magia, había demagogia; por otra parte, la fiesta era cada
vez más pobre en provisiones y el servicio deficiente.
Pondré un ejemplo que ilustre que
es lo que se ha tenido que hacer para revertir la situación y dejarnos de
fiestas y pasar a pagar lo que realmente corresponde, tomando para ello como
ejemplo el precio de la “luz”.
Si el costo de producir una
unidad de “luz” era 10, las empresas recibían por parte del gobierno 5,
mientras nosotros pagamos solo 1 y los 4 restantes eran “subsidiados”. Un
ignorante puede cavilar que esto es posible, que se puede funcionar así de por vida,
pero alguien solo mediamente instruido entiende, sabe, que NO es posible.
Ante la pregunta ¿Quién cree
usted que pagaba la diferencia entre 1 y 10?, en general una gran mayoría
tiende a creer que es “el gobierno” y es por eso se tragan el slogan de “NO AL AJUSTE”
Lectores, seamos serios, la diferencia
entre 1 y 10 la pagamos todos nosotros de dos formas: 1) con una mala calidad
del servicio ya que las empresas recibían la mitad de lo que costaba su producción
(5 sobre 10) y por lo tanto no invertían, y recordando que nosotros solo pagamos 1, los 4
restantes salían vía subsidios al consumidor, para lo cual el gobierno emitía dinero
ficticio, que para entendernos, contribuía a aumentar la inflación. O sea que, vía
el “impuesto inflacionario”, estábamos pagando entre todos una parte del costo
del servicio.
¿Qué ha hecho hasta ahora el
gobierno actual?, en primer lugar, pagarles a las empresas el costo verdadero de
su producto, o sea 10, para lo cual nos aumentaron nuestro recibo en 5 (ahora
pagamos 1+5), pero aún falta que salgan de nuestros bolsillos los 4 restantes,
o sea la parte de los subsidios.
Por lo tanto, aquí no hay ajuste
que valga, si bien es cierto que pagamos más en servicios, pagamos menos en
inflación, que bajó del 50% al 18%. El sinceramiento de precios no es un
capricho, es un acto de responsabilidad, cuyo origen se encuentra en la irresponsable
política de unos ladrones populistas que tuvieron congeladas las tarifas por
12 años en un país con inflación creciente.
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